¡Llámame! …
Y no habrá escalera abrupta
Que me impida trepar,
a lo más alto…
A la colina de tu cuerpo,
Al cielo de tu mirada,
A esa llanura… donde
el trigo, dibuja tú nombre.
¡Llámame! Y repicaran campanas…
Besando pasos, besando silencios,
Besando ausencias, pero celebrando al fin
Que me has llamado…
Llámame en la noche, en el día.
En tu silencio, en tu ocaso
Y vestiré mis mejores galas
Y de adorno llevare, aquel beso que aún guardo
Y por si pudieras dudarlo
Debo decirte,
Que te sigo amando…
¡¡Llámame!!…
Irene.
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