A ti misterioso anónimo…
Que desde la impunidad del anonimato
Me lanzas halagos y palabras vestidas de oro.
Desde esa oscuridad donde no te conozco
Desde ese tu rincón, que entras sigiloso en el mío
Y removiendo misterios te permites el lujo
De decir que me amarías toda la vida…
¡Pues difícil lo tienes querido¡…
Y algo de masoquista también…
No me ames toda la vida…
Ni tan siquiera con palabras de anónimo
Pues yo soy de carne y hueso
Y en la piel llevo sentimientos
Y tengo ojos con una mirada
Para desnudar almas
Y tengo manos para regalar caricias
Y tengo mi propio criterio
Para decidir, si quiero que me quieras
O querer yo, a mi misterioso anónimo.
No te queda más, que dejar caer ese tupido velo
Y darte a conocer por si eres merecedor
De un “TE QUIERO”.
Irene
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